–No hay respuesta, oigo llanto, gritos por todos lados.
–¡Luis?
–Bernardo – susurró – No puedo respirar,
el teatro se derrumbó – se detuvo varios segundos y luego prosiguió – ¿Tu estas
bien?
–No me puedo mover Luis, pero creo
que sí, estoy bien.
–Entre los gritos hay silencio, un silencio escalofriante, triste,
morboso.
–Luis Mario, háblame…
–No hubo respuesta. Los gritos cesan de poco en poco, el tiempo pasa. Pasa
una, reina el silencio. Pasan dos horas, se oyen pasos y alguien grita.
–¡Ven, aquí hay gente!
–Se oyen más pasos, ruidos y gritos aunados de agonizantes anónimos que ensordecían
los míos. Pasa el tiempo y veo una luz.
Bernardo fue rescatado lesiones leves,
Luis Mario con serias. Bernardo se mudó, a petición de Luis Mario, a la casa de
su amigo para cuidar de sus mascotas con la ayuda de una empleada. La pecera de
Flutero estaba rota, la serpiente fue encontrada bajo la cama de Luis Mario.
Al salir del hospital, Luis Mario, que había
dejado de lavarse las manos, regresó a su casa y Bernardo se quedó ahí. Fue
entonces cuando fue notada la ausencia de Teófilo y Teodora, la última de dos
meses de edad.
Los
huesos de Teodora fueron vomitados por Flutero dos días después de la llegada
de Luis Mario. Teófilo fue encontrado dos semanas después, muerto bajo los
escombros del techo derrumbado en el ático de la casa, por dos albañiles
llamados Calixto y Julio, que reparaban el lugar. A razón de esto, Luis Mario
adquirió dos hámsteres, Tectónica y Telurio, a quienes instaló entorno a
Flutero, en un complejo sistema de túneles transparentes que rodeaban la pecera
del reptil.
Había pasado un año desde el terremoto,
Luis Mario y Bernardo fueron nuevamente al teatro para celebrar el cumpleaños
de Luis Mario. Esta vez, regresaron bien.
Al regresar a la casa, Bernardo fue a su
habitación, Luis Mario se quedó viendo televisión en la sala. Pasaron las horas
y el sueño no llegaba. Apagó el televisor, e hizo un recuento de su vida. Por
primera vez en un año, Luis Mario se encontraba fumando un cigarrillo, ahora
parado frente al antiguo reloj, le invadió la nostalgia y se echó a llorar,
pasado esto se lavó las manos y fue a dormir por última vez.